miércoles, 1 de julio de 2009

¿Cómo hacés?

Conozco todos tus trucos,
pero aún así me das que pensar.
Ya estoy bien, ya me ordené en mi desorden,
y aquellas voces no me hablan más.
Por favor, mentime y dame la espalda,
otra vez no quiero patinar.
Y me esperás, más de la cuenta
siendo siempre la que yo soñé.
Y firme yo, me encierro en que es peor,
amar y envejecer.

miércoles, 17 de junio de 2009

Me choqué con el paraíso.

Cristina, mucho gusto. Mi nombre es Fernando Peña, soy actor, tengo 45 años y soy uruguayo. Peco de inocente si pienso que usted no me conoce, pero como realmente no lo sé, porque no me cabe duda que debe de estar muy ocupada últimamente trabajando para que este país salga adelante, cometo la formalidad de presentarme. Siempre pienso lo difícil que debe ser manejar un país… Yo seguramente trabajo menos de la mitad que usted y a veces me encuentro aturdido por el estrés y los problemas. Tengo un puñado de empleados, todos me facturan y yo pago IVA, le aclaro por las dudas, y eso a veces no me deja dormir porque ellos están a mi cargo. ¡Me imagino usted! Tantos millones de personas a su cargo, ¡qué lío, qué hastío! La verdad es que no me gustaría estar en sus zapatos. Aunque le confieso que me encanta travestirme, amo los tacos y algunos de sus zapatos son hermosísimos. La felicito por su gusto al vestirse.
Mi vida transcurre de una manera bastante normal: trabajo en una radio de siete a diez de la mañana, después generalmente duermo hasta la una y almuerzo en mi casa. Tengo una empleada llamada María, que está conmigo hace quince años y me cocina casero y riquísimo, aunque veces por cuestiones laborales almuerzo afuera. Algunos días se me hacen más pesados porque tengo notas gráficas o televisivas o ensayos, pruebas de ropa, estudio el guión o preparo el programa para el día siguiente, pero por lo general no tengo una vida demasiado agitada.Mi celular suena mucho menos que el suyo, y todavía por suerte tengo uno solo. Pero le quiero contar algo que ocurrió el miércoles pasado. Es que desde entonces mi celular no deja de sonar: Telefe, Canal 13, Canal 26, diarios, revistas, Télam… De pronto todos quieren hablar conmigo. Siempre quieren hablar conmigo cuando soy nota, y soy nota cuando me pasa algo feo, algo malo. Cuando estoy por estrenar una obra de teatro –mañana, por ejemplo– nadie llama. Para eso nadie llama. Llaman cuando estoy por morirme, cuando hago algún “escándalo” o, en este caso, cuando fui palangana para los vómitos de Luis D’Elía. Es que D’Elía se siente mal. Se siente mal porque no es coherente, se siente mal porque no tiene paz. Alguien que verbaliza que quiere matar a todos los blancos, a todos los rubios, a todos los que viven donde él no vive, a todos lo que tienen plata, no puede tener paz, o tiene la paz de Mengele.Le cuento que todo empezó cuando llamé a la casa de D’Elía el miércoles porque quería hablar tranquilo con él por los episodios del martes: el golpe que le pegó a un señor en la plaza. Me atendió su hijo, aparentemente Luis no estaba. Le pregunté sencillamente qué le había parecido lo que pasó. Balbuceó cosas sin contenido ni compromiso y cortó.Al día siguiente insistí, ya que me parecía justo que se descargara el propio Luis. Me saludó con un “¿qué hacés, sorete?” y empezó a descomponerse y a vomitar, pobre Luis, no paraba de vomitar. ¡Vomitó tanto que pensé que se iba a morir! Estaba realmente muy mal, muy descompuesto. Le quise recordar el día en el que en el cine Metro, cuando Lanata presentó su película Deuda, él me quiso dar la mano y fui yo quien se negó. Me negué, Cristina, porque yo no le doy la mano a gente que no está bien parada, no es mi estilo. Para mí, no estar bien parado es no ser consecuente, no ser fiel.Acepto contradicciones, acepto enojos, peleas, puteadas, pero no tolero a las personas que se cruzan de vereda por algunos pesos. No comparto las ganas de matar. El odio profundo y arraigado tampoco. Las ganas de desunir, de embarullar y de confundir a la gente tampoco. Cuando me cortó diciéndome: “Chau, querido…”, enseguida empezaron los llamados, primero de mis amigos que me advertían que me iban a mandar a matar, que yo estaba loco, que cómo me iba a meter con ese tipo que está tan cerca de los Kirchner, que D’Elía tiene muuuucho poder, que es tremendamente peligroso. Entonces, por las dudas hablé con mi abogado. ¡Mi abogado me contestó que no había nada qué hacer porque el jefe de D’Elía es el ministro del Interior! Entonces sentí un poco de miedo. ¿Es así Cristina? Tranquilíceme y dígame que no, que Luis no trabaja para usted o para algún ministro. Pero, aun siendo así, mi miedo no es que D’Elía me mate, Cristina; mi miedo se basa en que lo anterior sea verdad. ¿Puede ser verdad que este hombre esté empleado para reprimir y contramarchar? ¿Para patotear? ¿Puede ser verdad? Ése es mi verdadero miedo. De todos modos lo dudo.Yo soy actor, no político ni periodista, y a veces, aunque no parezca, soy bastante ingenuo y estoy bastante desinformado. Toda la gente que me rodea, incluidos mis oyentes, que no son pocos, me dicen que sí, que es así. Eso me aterra. Vivir en un país de locos, de incoherentes, de patoteros. Me aterra estar en manos de retorcidos maquiavélicos que callan a los que opinamos diferente. Me aterra el subdesarrollo intelectual, el manejo sucio, la falta de democracia, eso me aterra Cristina. De todos modos, le repito, lo dudo.Pero por las dudas le pido que tenga usted mucho cuidado con este señor que odia a los que tienen plata, a los que tienen auto, a los blancos, a los que viven en zona norte. Cuídese usted también, le pido por favor, usted tiene plata, es blanca, tiene auto y vive en Olivos. A ver si este señor cambia de idea como es su costumbre y se le viene encima. Yo que usted me alejaría de él, no lo tendría sentado atrás en sus actos, ni me reuniría tan seguido con él.De todas maneras, usted sabe lo que hace, no tengo dudas. No pierdo las esperanzas, quiero creer que vivo en un país serio donde se respeta al ciudadano y no se lo corre con otros ciudadanos a sueldo; quiero creer que el dinero se está usando bien, que lo del campo se va a solucionar, que podré volver a ir a Córdoba, a Entre Ríos, a cualquier provincia en auto, en avión, a mi país, el Uruguay… por tierra algún día también.
Quiero creer que pronto la Argentina, además de los cuatro climas, Fangio, Maradona y Monzón, va a ser una tierra fértil, el granero del mundo que alguna vez supo ser, que funcionará todo como corresponde, que se podrá sacar un DNI y un pasaporte en menos de un mes, que tendremos una policía seria y responsable, que habrá educación, salud, piripipí piripipí piripipí, y todo lo que usted ya sabe que necesita un país serio. No me cabe duda de que usted lo logrará. También quiero creer que la gente, incluso mis oyentes, hablan pavadas y que Luis D’Elía es un señor apasionado, sanguíneo, al que a veces, como dijo en C5N, se le suelta la cadena. Esa nota la vio, ¿no? Quiero creer, Cristina, que Luis es solamente un loco lindo que a veces se va de boca como todos. Quiero creer que es tan justiciero que en su afán por imponer justicia social se desborda y se desboca. Quiero creer que nunca va a matar a alguien y que es un buen hombre. Quiero creer que ni usted ni nadie le pagan un centavo. Quiero creer que usted le perdona todo porque le tiene estima. Quiero creer que somos latinos y por eso un tanto irreverentes, a veces también agresivos y autoritarios. Quiero creer que D’Elía no me odia y que, la próxima vez que me lo cruce en un cine o donde sea, me haya demostrado que es un hombre coherente, trabajador decente con sueldo en blanco y buenas intenciones.
Cuando todo eso suceda, le daré la mano a D’Elía y gritaré: “Viva Cristina”… Cuántas ganas tengo de que todo eso suceda. ¿Estaré pecando de inocente e ingenuo otra vez? Espero que no.

La saluda cordialmente,

Fernando Peña

domingo, 7 de junio de 2009

Rayuela.

Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames, me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños.


martes, 2 de junio de 2009

domingo, 19 de abril de 2009

Hay

3 cosas que nunca vuelven atrás:

La flecha lanzada,

La palabra pronunciada,

y la oportunidad perdida.

sábado, 21 de marzo de 2009

Decir que

me basta con ser tu enemigo, tu todo, tu esclavo, tu fiebre, tu dueño...
tu estación y tu tren, tu mal y tu bien, tu pan y tu vino, tu pecado, tu Dios, tu asesino.
y si quieres también puedo ser tu trapecio y tu red, tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío,tu resaca,
tu lunes,tu hastío...
tu abogado y tu juez, tu miedo y tu fe, tu noche y tu dia, tu rencor, tu por qué, tu agonia…


viernes, 20 de marzo de 2009

Tu beso se hizo calor; luego el calor, movimiento; luego gota de sudor que se hizo vapor; luego viento que en un ricón de La Rioja movió el aspa de un molino mientras se pisaba el vino que bebió tu boca roja...
Tu boca roja en la mía, la copa que gira en mi mano.
Y mientras el vino caía supe que, de algún lejano rincón de otra galaxia, el amor que me darías
transformado volvería, un día, a darte las gracias.
El vino que pagué yo, con aquel euro italiano, que había estado en un vagón antes de estar en mi mano. Y antes de eso, en Torino. Y antes de Torino, en Pratto, donde hicieron mi zapato sobre el que caería el vino. Zapato que en unas horas, buscaré bajo tu cama con las luces de la aurora junto a tus sandalias planas que compraste aquella vez en Salvador de Bahía, donde a otro diste el amor, que hoy yo, te devolvería.

Cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da.
Nada es más simple, no hay otra norma,

Nada se pierde, todo se transforma.


viernes, 13 de marzo de 2009

MUA

JA
JA!
me deshago de ustedes.
y estoy feliz.
y no me paro de reir
mientras el corazón me llora por dentro.

viernes, 6 de marzo de 2009

Capaz de ganar y de perder.

Inmensas tempestades, tu mano y la mía.
Tienes algo, no sé que es.
Hay tanto de melódico en tu fantasía...
Y un toque de misterio, mi limite.


Te dejare una ilusión,
Envuelta en una promesa de eterna pasión;
Una esperanza pintada en un mar de cartón;
Tú eres ese hombre
Por quien me siento esa mujer capaz de querer,
Viviendo cada segundo la primera vez.

domingo, 1 de marzo de 2009

I wish it were simple

Over the sea and far away
She's waiting like an iceberg,
Waiting to change,
But she's cold inside,
She wants to be like the water...
All the muscles tighten in her face
Buries her soul in one embrace.
They're one and the same,
Just like water.

(You're close enough to see that)
You're the other side of the world to me.

jueves, 26 de febrero de 2009

A beautifil mind.-

Nash: Alicia, does our relationship warrant long-term commitment? I need some kind of proof, some kind of verifiable, empirical data.
Alicia: I'm sorry, just give me a moment to redefine my girlish notions of romance.
Alicia: How big is the universe?
Nash: Infinite.
Alicia: How do you know?
Nash: I know because all the data indicates it's infinite.
Alicia: But it hasn't been proven yet.
Nash: No.
Alicia: You haven't seen it.
Nash: No.
Alicia: How do you know for sure?
Nash: I don't, I just believe it.
Alicia: It's the same with love I guess.

lunes, 16 de febrero de 2009

Canto Nupcial (Título Provisorio)

me he casado
me he casado conmigo
me he dado el sí
un sí que tardó años en llegar
años de sufrimientos indecibles
de llorar con la lluvia
de encerrarme en la pieza
porque yo -el gran amor de mi existencia-
no me llamaba
no me escribía
no me visitaba
y a veces
cuando juntaba yo el coraje de llamarme
para decirme: hola, ¿estoy bien?
yo me hacía negar
llegué incluso a escribirme en una lista de clavos
a los que no quería conectarme
porque me daban la lata
porque me perseguían
porque me acorralaban
porque me reventaban
al final ni disimulaba yo
cuando yo me requería
me daba a entender
finamente
que me tenía podrida
y una vez dejé de llamarme
y dejé de llamarme
y pasó tanto tiempo que me extrañé
entonces dije
¿cuánto hace que no me llamo?
añares
debe de hacer añares
y me llamé y atendí yo y yo no podía creerlo
porque aunque parezca mentira
no había cicatrizado
solo me había ido en sangre
entonces me dije: hola, ¿soy yo?
soy yo, me dije, y añadí:
hace muchísimo que no sabemos nada
yo de mí ni mí de yo
¿quiero venir a casa?
sí dije yo
y volvimos a encontrarnos
con paz
yo me sentía bien junto conmigo
igual que yo
que me sentía bien junto conmigo
y así
de un día para el otro
me casé y me casé
y estoy junto
y ni la muerte puede separarme.